El hecho que Jean Vigo sea considerado uno de los mejores directores franceses de toda la historia, a pesar de su escasa filmografía, no deja de sorprendernos aún hoy. Y es que Vigo, nacido en París el 1905, tan sólo cuenta con una filmografía de cuatro títulos: A propos de Nice (1930), Taris, roi de l’eau (1931), Zéro de conduite (1933) y L’Atalante (1934), su único largometraje. Este hecho apunta que, si una temprana muerte en 1934 causada por una tuberculosis no hubiese frenado su actividad, hoy nos encontraríamos ante una de las figuras de mayor importancia de la historia del cine. Y, a pesar de esto, quizás debamos preguntarnos si no es así. O, cuando menos, interrogarnos sobre la razón para que Vigo pueda ser considerado como tal.
Aunque es cierto que Jean Vigo tiene también una importancia clave en el desarrollo del documental, el gran valor de su obra está reconocido en sus dos films, Zéro de Conduite y L’Atalante. Tal y como apunta James R. Paris la aparición en el panorama cinematográfico francés de Vigo marca un antes y un después:
(…) Después apareció Jean Vigo; las dos películas que rodará este joven genial antes de su muerte prematura a los veintinueve años, Zéro de Conduite (1933) y L’Atalante (1934), son suficientes para considerarle el mejor director de la historia del cine francés. En mis viajes a Estados Unidos he tenido el gusto de comprobar que la obra de Jean Vigo, breve pero inspirada, se difunde regularmente, al menos en los campus. (El placer de la mirada, F. Truffaut, Paidós, Barcelona, 1999. El texto en cuestión es obra de James R. Paris en su prefacio de The Great French Films, 1982.)
“El mejor director de la historia del cine francés”, con figuras tan cotizadas como J. Renoir o R. Clair, sin citar por ejemplo la obra de A. Gance. Vigo, sobreviviente de una época difícil para la industria, escapa de esa misma industria y realiza en condiciones muy complejas su obra, elevándose hoy su figura como la de un poeta del cine francés –el Rimbaud del cine francés, como le han llamado algunos. Quizás la posibilidad de realizar films con una gran libertad, lejos de las presiones comerciales, le facilitaron un avance que muchos no comprendieron en su momento. Así pues el calificativo de mejor director francés se puede justificar con la importancia que el cine de Vigo tendrá en el posterior Realismo Poético. A través de Vigo y, quizás también de R. Clair –que tuvo una carrera mucho más fácil al amparo de las industrias cinematográficas francoalemanas-, llegaríamos hasta la figura de J. Renoir, que marca, como Vigo, un antes y un después del cine francés, llamando ya a las puertas de un estilo mucho más moderno que liderará las propuestas del Realismo Poético. Un estilo apuntado y facilitado por Jean Vigo.
Vigo fue, también, uno de los antecedentes marcados de los cineastas franceses que fundaron el movimiento de la Nouvelle Vague, movimiento que a su vez reclamó el lugar que Vigo merecía en la historia del cine. Como ellos, Vigo fundó un Cine Club donde ver y debatir sobre cine, dando ya al cine tenía un cierto reconocimiento a nivel intelectual y artístico. Los jóvenes críticos franceses de los 40’s y 50’s, y el talento de André Bazin, recuperarán la obra de Vigo como “cine de autor”, como un cine que a través de una puesta en escena original a la vez que definitoria de su estilo, busca la expresión cinematográfica y que encontramos tan bien marcada en algunas de las escenas de Zéro de Conduite –la rebelión en el dormitorio, el juego de la iluminación constante del film…- y en L’Atalante, donde hay algunas secuencias que rozan la perfección y que fueron filmadas en condiciones adversas, como por ejemplo los planos a ras de suelo, el paseo de Dita Parlo por la borda en plena noche o la utilización de espacios tan pequeños para realizar un estilo marcado por los picados y contrapicados que crearán escuela.
Jean Vigo en IMDB
Una pequeña secuencia de L'Atalante donde podemos comprobar el gusto por la composición y la imagen cuidadada (todas las líneas que aparecen en plano, etc.):
Jean Vigo en IMDB
Una pequeña secuencia de L'Atalante donde podemos comprobar el gusto por la composición y la imagen cuidadada (todas las líneas que aparecen en plano, etc.):
1 comentario:
Una pena, podía haber hecho grandes cosas, todavía más. L’Atalante todo un poema del amor.
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