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sábado, 15 de marzo de 2008

No country for old men

De nuevo los hermanos Coen. Por fin los hermanos Coen.
No country for old men, una de las obras más premiadas de estos dos hermanos locos por el cine, es una de las mejores noticias del cine del 2008. Después de títulos como The Ladykillers (2004) y Intolerable Cruelty (2003) echábamos de menos una de esas películas que no te dejan indeferentes. Y, sin duda, No es país para viejos lo consigue. No obstante, los llamativos premios recibidos, entre ellos los Oscar a mejor dirección, guión y película, pueden hacer pensar que los Coen han conseguido llegar a su obra magna. En mi opinión no es así. Más que un paso adelante es una pequeña reflexión en el camino. Los Coen debían reinventarse para seguir adelante y con este film lo consiguen. Evidentemente que hay muchos rasgos propios de sus otras películas, pero hay algo en su último film que parece diferente, sin que esto sea positivo o negativo.
En todo caso el film es una espléndida narración a tres voces donde el ritmo juega un papel fundamental que los Coen resuelven de manera magistral al dividir los espacios del film de una manera fantástica. En ningún momento nos quedamos con un protagonista que monopolice la pantalla. Muy al contrario: los cambios son continuos, y es justamente en ellos donde se produce la explosión de ese ritmo.
Otro tema interesante respecto al film ha sido la difícil aceptación de un final un tanto enignámtico. Como en otros films anteriores, los finales de los Coen no son el típico tercer acto donde se cierran todas las historias que contiene el film sino que abre a nuevas reflexiones sobre los mismos. Pero tampoco es un final especialemente complejo. Al fin y al cabo no podemos comparar el sueño relatado por Tommy Lee Jones (interprentando a Ed Tom Bell) con un final como el de Barton Fink (1991), que puede ser una de sus mejores películas así como de la década de los 90. El final de No country for old men no deja de ser un epílogo sobre el mismo título: la metáfora del sueño del sheriff recién jubilado es una reflexión más sobre la muerte, algo que ahora empieza a notar más cercano después de verse sobrepasado por los cambios profundos a los que se ha visto sometido el mundo que le rodea.
De nuevo hay que hacer mención a una maravillosa fotografía de mano de R. Deakins, nominado a los Oscar de esta edición por esta y otra película (The assasination of Jesse James). Sin duda, las secuencias de exterior noche merecen un amplio reconocimiento, así como la ambientación fabulosa que hace la luz de cada uno de los espacios presentados.
Esperemos que su anunciada próxima película (se encuentra en fase de posproducción) Burn after Reading mantenga el listón bien alto.

Links de interés:
Página oficial de la película
IMDB, datos técnicos y de todo tipo

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